top of page
su obra

 

Expresa sin negar la representación, trascendiéndola en su vulnerabilidad emocional.  La pincelada expresionista, suspendida en el gesto entre la abstracción y la figuración, define uno u otro mundo en función del recorrido del mensaje.

 

La experimentación con las técnicas y materiales en la espontaneidad del juego, abre el oficio del pintor en un fondo salvaje y descontrolado con una paleta de clave baja, abundante en texturas y colores, donde desafía la connotación en lo expresivo, conteniendo múltiples imágenes a partir del juego caprichoso de la materia, que en la libertad de denotar con personajes de su propia historia el discurso narrativo, contiene siempre más de lo que denota, completando percepciones que se excluyen del campo de lo pictórico visual, e invade las vivencias personales del observador. 

 

La interfase entre experimentación y expresionismo es su aporte específico a la representación del paisaje cordobés: integra en coherencia con el trazo del monte, la espátula de carga pesada y la textura de la forma vegetal en las formas de la dispersión de la materia y el color. 

 

La intervención de la luz en la composición se da desde el juego dramático y no desde los claroscuros, generando atmósferas casi escenográficas donde desarrollar el discurso.  Resultan así generadas situaciones fantásticas de la luz similares a la narración de un cuento, donde las señales crean climas que anteceden al momento en el que lo casi dicho, va a suceder. 

 

El uso de arquetipos que religan a las fuentes primarias de lo emocional, le permiten un diálogo íntimo con el inconciente colectivo de quien se vincula a la obra.  Exploración estética del grito, manteniendo la sensibilidad a su belleza. Y es ahí entonces que la ternura, protagonista expuesta en el coraje del primer plano, se asume figura de cierre en sus mejores discursos.

bottom of page